• Reacciones posturales definitivas del niño

    Reacciones Posturales Definitivas (Millani-Comparetti, 1.963)
    Difieren fundamentalmente de los reflejos neonatales, que son respuestas congénitas instintivas presentes en el nacimiento y que desaparecen, en ser respuestas que aparecen en el curso de la evolución más o menos tardíamente y persisten ya indefinidamente aunque resulten modificadas con el tiempo. Están constituidas por una secuencia ordenada de movimientos orientados hacia un fin. El logro de los jalones del desarrollo normal del niño tales como el sentarse, gatear, arrodillarse, levantarse, andar, correr y pararse depende de la adquisición de estas reacciones posturales.
    Pueden dividirse en tres grupos principales: las reacciones de enderezamiento, las reacciones de protección o paracaídas y las reacciones de equilibrio.
    1. Reacciones de Enderezamiento. Son aquellas que permiten que el niño logre la correcta alineación de la cabeza en el espacio, es decir, con respecto al plano horizontal, de la cabeza con relación al tronco y del tronco con respecto a las extremidades, actos todos que se realizan por la información aferente procedente de los ojos, de los laberintos, de los propioceptores de la nuca y músculos espinales, y a partir de los receptores del tacto y presión de la piel del cuerpo. Se han tratado someramente en Aptitudes corporales. Se dividen en:


    • Enderezamiento de la cabeza, que consiste en la capacidad de enderezar la cabeza hasta el plano horizontal cuando el niño es mantenido en decúbito ventral, en decúbito dorsal e inclinado en diversos ángulos. También se observa en la capacidad de mantener alineada la cabeza con el cuerpo cuando el niño es levantado tirando de los brazos desde el decúbito dorsal. La reacción de enderezamiento de la cabeza debe de estar completamente establecida hacia el tercer mes.
    • Enderezamiento sagital, que consiste en mantener el cuerpo y las extremidades en el mismo plano horizontal cuando el niño es sostenido en el aire. Se haya presente en la posición de decúbito ventral al finalizar el segundo mes y en la posición de decúbito dorsal unas pocas semanas más tarde.
    • Enderezamiento por anulación de la rotación, que consiste en intentar un giro aplicado a la columna vertebral, por ejemplo estirando un brazo o una pierna hacia el lado opuesto cuando el niño se haya en posición de decúbito dorsal, no es tolerado por éste que se opone a la rotación girando el resto del cuerpo hacia la dirección original. Se obtiene hacia el cuarto mes.


    2. Reacciones de Paracaídas. Surgen como respuesta de defensa del organismo a una caída brusca y se pueden explorar proyectando al niño hacia abajo, lateralmente, frontalmente y hacia atrás.


    • Hacia abajo, se realiza cuando el niño es descendido verticalmente hacia una superficie de tal modo que los pies se pongan en contacto y sitúe el cuerpo sobre ella; se verifica una extensión, abducción y ligera rotación externa de las extremidades inferiores. Se observa hacia el 5º mes.
    • Lateralmente, colocado el niño en posición sentada con las piernas colgantes se le empuja hacia un lado y se observa como el brazo de este lado se extiende bruscamente para alcanzar la superficie y evitar la caída. Se realiza a partir del sexto mes.
    • Frontalmente, con el niño en el regazo del examinador bruscamente se le empuja hacia delante en dirección hacia la mesa y el niño extenderá sus brazos al frente para protegerse. Está presente al 7º-8º mes. 
    • Reacción hacia atrás, si el niño es sometido a un empujón hacia atrás hace un movimiento de extensión hacia atrás de los hombros con brazos y muñecas extendidas. Aparece hacia el décimo mes no recogiéndose tan regularmente como las otras reacciones de paracaídas.


    3. Reacciones de Equilibrio. Son las reacciones posturales más complejas por las que alcanza su máxima perfección la capacidad de mantener el cuerpo siempre dentro de nuestro centro de gravedad o equilibrio. Cuando esto se ha logrado totalmente, y solo entonces, es posible la deambulación directa. Al igual que las otras reacciones el equilibrio se aprende en diferentes fases iniciándose el proceso hacia los cinco meses. Se puede explorar en varias posiciones.


    • Equilibrio en decúbito ventral: colocando al niño en esta posición sobre una superficie plana que puede ser basculada lateralmente se observa un arqueamiento compensador del organismo por el cual este se aleja de la dirección de la basculación, es decir, aparece cóncavo hacia el lado estimulado y se puede acompañar de una abducción del brazo y la pierna y una rotación hacia abajo de las caderas. Se inicia hacia los seis meses de edad.
    • Equilibrio en decúbito dorsal, puede hallarse la misma respuesta que en la posición ventral y al mismo estimulo un mes más tarde aproximadamente.
    • Equilibrio en posición sentado, el niño sentado sobre una plataforma responderá a un suave desplazamiento lateral de ésta mediante una flexión lateral del tronco y la cabeza en la dirección opuesta para mantenerlos en el plano vertical.
    • Equilibrio arrodillado, se desarrolla más lentamente, primero en la posición de andar a gatas y mas tarde en la posición arrodillada con el tronco vertical; con desplazamiento del tronco hacia el lado opuesto al estimulado; se logra entre los ocho y los doce meses.
    • Equilibrio en la posición erecta, se logra poco antes de comenzar a andar, se desarrolla lentamente después del duodécimo mes perfeccionándose gradualmente en el grado de basculación que puede ser compensada sin que se produzca la caída. El balanceo del cuerpo no es la única compensación posible puede dar un paso lateralmente, mantener el equilibrio con los brazos o una pierna.


    Bibliografía
    Millani-Comparetti A. (1.963): Develop Med Child Neurol. 5:159-164.