• Holoprosencefalia

    Se denomina holoprosencefalia a la falta de división del encéfalo anterior. Se produce por alteración del desarrollo cerebral entre la 4ª y la 8ª semana de edad gestacional. Este fallo produce una fusión parcial o total de los hemisferios cerebrales y ventrículos laterales. La incidencia en recién nacidos es 0,06/1000 embarazos (Monteagudo, 2012).
    La forma más leve es en la que sólo existe una afectación de los bulbos olfatorios, junto con cierto grado de aplasia de la circunvolución subcallosa.  En los casos menos graves se diferencia el tercer ventríulo y el diencéfalo, y existe una división parcial de los ventrículos occipitales (Fenichel, 2006). En los casos graves se observa un encéfalo de pequeño tamaño cubierto por una corteza límbica en forma de herradura.
    Casi la mitad de los pacientes presentan alguna anomalía cromosómica. También existen alteraciones monogénicas, como la forma autosómica dominante que radica en el locus 7p36.2 (Fenichel, 2006).

    CLINICA
    Se establecen tres tipos de holoprosencefalia, en orden decreciente de gravedad: Alobar, semilobar y lobar (Montegudo et al. 2012)

    1. Holoprosencefalia alobar:

    La holoprosencefalia alobar es la forma más severa que se caracteriza por un defecto completo en la prosencefalización. Como resultado, los 2 hemisferios se encuentran fusionados, existiendo un único ventrículo de localización central, ausencia de cuerpo callos y de la hoz cerebral. El cerebro suele ser más pequeño de lo normal, y los tálamos suelen estar fusionados.
    El diagnostico no se puede hacer mediante ecografía antes de la 10ª semana de gestación. Con frecuencia se asocial a anomalías cromosómicas.

    2. Holoprosencefalia semilobar
    La holoprosencefalia semilobar se caracteriza por una interrupción de la prosencealización, persistiendo fusión de los hemisferios a nivel anterior, mientras que posteriormente los hemisferios se encuentran parcialmente separados.

    3. Holoprosencefalia lobar
    El diagnostico de holoprosencefalia lobar se suele hacer más tardío. Su hallazgo más consistente es la ausencia de cavum septum pellucidum. 

    Las formas leves se presentan con microcefalia, microftalmia, hipotelorismo, hipoplasia mediofacial y labio leporino. La holoprosencefalia habitualmente se asocia a malformaciones craneofaciales (ciclopía o hipotelorismo, nariz plana, labio leporino y paladar hendido), y de otros órganos, como cardiopatías congénitas, acropaquias, polidactilia, sindactilia, hipoplasia del aparato genitourinario, bazo e hígado accesorios y malrotación intestinal.
    Desde el punto de vista neurológico, pueden asociar hidrocefalia, distonía, trastornos del movimiento, y disfunción autonómica. También pueden observarse alteraciones endocrinas como son la diabetes insípida, déficit de hormona de crecimiento, hipoplasia adrenal, hipogonadismo o hipoplasia tiroidea.
    Los casos graves suelen fallecer en el periodo neonatal. Los que sobreviven pueden presentar microcefalia, hipotonía, apnea y crisis epilépticas. Posteriormente suelen presentar graves alteraciones intelectuales, motoras y sensitivas. El cuadro clínico depende de la magnitud de la malformación.

    DIAGNÓSTICO
    Se suele sospechar por la exploración física, pero para el diagnóstico definitivo es precisa la Resonancia Magnética. Se debe realizar siempre estudio genético, ya que casi la mitad tienen alteraciones cromosómicas, siendo las más frecuentes las que afectan al cromosoma 13.
    El consejo genético es necesario en los familiares de niños con holoprosencefalia alobar, ya que la probabilidad de recurrencia es del 6%.
    Las formas más leves son compatibles con la vida. Se debe realizar un estudio adecuado para detectar causas sindrómicas, así como otras alteraciones asociadas. La evaluación inicial de una holoprosencefalia, además de los correspondientes estudios genéticos, debe incluir un estudio endocrinológico completo (Cole et. Al, 2012).

    TRATAMIENTO
    No existe un tratamiento específico. En los casos más severos hay que valorar la limitación del esfuerzo terapéutico. En los casos leves, el tratamiento debe ser multidisciplinar, incluyendo a neurólogos, endocrinólogos, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, etc.

    BIBLIOGRAFÍA
    - Fenichel GM. Trastorno del volumen y la forma del cráneo. En: Neurología Pediátrica Clínica. Elsevier Saunders. 2006.

    - Monteagudo et. Al. Prenatal diagnosis of CNS anomalies other than neural tube defects and ventriculomegaly. www.Uptodate.com 2012.

    - Cole P. et al. Facial clefts and holoprosencephaly. www.uptodate.com, 2012