• Hemorragia cerebelosa en el recién nacido

     

    Es una complicación hasta hace poco tiempo no diagnosticada en recién nacidos pretérmino. En estudios de autopsia, la hemorragia cerebelosa se ha observado en el 10-25% de neonatos prematuros de muy bajo peso. El diagnóstico mejora cuando se emplea la ventana mastoidea en la ecografía. La incidencia aumenta a menor edad gestacional y peso al nacimiento, siendo del 15% en los menores de 750g (Legido et al, 2006).

    En el recién nacido a término, la hemorragia cerebelosa está principalmente relacionada con traumatismo obstétrico durante el parto (Limperopoulos et al, 2009).

    PATOGENIA:

    El cerebelo aumenta 5 veces su tamaño entre las 24 y las 40 semanas de gestación, por lo que un daño en la primera fase de desarrollo puede tener consecuencias importantes en el neurodesarrollo (Zayek et al, 2012).

    Los factores de riesgo de la hemorragia cerebelosa incluyen: concepción asistida, sufrimiento fetal perinatal, parto por cesárea, ventilación de alta frecuencia, hipotensión arterial, anemia, trombopenia, presencia de ductus persistente, trastornos hemorrágicos y hemorragia a otros niveles (Legido et al, 2006).

    CLÍNICA:

    Puede ser subclínica en la hemorragia cerebelosa aislada o presentar síntomas como apnea, bradicardia persistente, opistótonos y nistagmo si se asocia con hemorragia intraventricular u otras lesiones.

    DIAGNÓSTICO:

    La ecografía realizada a través de la fontanela posterior aumenta la capacidad diagnóstica. Si se realiza resonancia magnética, la localización y extensión de la lesión en el cerebelo, se correlaciona con las consecuencias que tendrá en el neurodesarrollo, motor o cognitivo (Limperopoulos et al, 2009).

    TRATAMIENTO:

    En recién nacidos a término, algunos autores recomiendan tratamiento conservador y otros han realizado craneotomía suboccipital.

    PRONÓSTICO:

    La mortalidad neonatal es alta y la morbilidad importante, aunque es difícil diferenciar en qué proporción es debido a la hemorragia cerebelosa o a las lesiones acompañantes.

    La hemorragia cerebelosa se ha relacionado generalmente con consecuencias en la función motora, aunque su importancia en alteraciones cognitivas cada vez se tiene más en cuenta (Hou et al, 2012).
    O’Shea et al encontraron que el diagnóstico de hemorragia cerebelosa en la ecografía predijo con un valor predictivo positivo del 71% (IC 95% 42 a 90%) el desarrollo de anormalidades motoras (Nongena et al, 2010).

    En una serie de 1120 prematuros, entre los cuales 79 fueron diagnosticados de hemorragia cerebelosa, ésta se asoció con mayor tasa de retraso mental y problemas motores. Sin embargo, no se asoció con mayor mortalidad (Zayek et al. 2012).


    BIBLIOGRAFÍA:

    - Hou D, Shetty U,  Phillips M, Gray PH. (2012) Cerebellar haemorrhage in the extremely preterm infant. Journal of Paediatrics and Child Health. 48: 350-355.

    - Legido A, Valencia I, Katsetos CD. (2006) Accidentes vasculares encefálicos en neonatos pretérmino. Rev. Neurol. 42: 23-38.

    - Limperopoulos C, Robertson RL, Sullivan NR, et al. (2009) Cerebellar Injury in Term Infants: Clinical Characteristics, Magnetic Resonance Imaging Findings, and Outcome. Pediatr Neurol. 41:1-8.

    - Nongena P, Ederies A, Azzopardi D, et al. (2010) Confidence in the prediction of neurodevelopmental outcome by cranial ultrasound and MRI in preterm infants. Arch Dis Child Fetal Neonatal. 95: 388-390.

    - Zayek MM, Benjamin JT, Maertens P, et al. (2012). Cerebellar hemorrhage: a major morbidity in extremely preterm infants. J Perinatol. 32: 699-704.